27.10.09

Quiero ver que me lleves donde vos estás
y me guíes donde caminar, luminoso ser, puedo verte.
enséñame un poco mas de amarte, enséñame un poco más de verte
quiero disfrutar de hoy tenerte.

Hoy quisiera que el tiempo se detuviera en un eterno presente
ser testigo y cómplice autor, del motor de este amor
hermosa invasión de tu amor.
Hoy tu mundo y el mío son el mismo
Me envuelvo hoy, jugando como una niña
me sumerjo en todo tu cariño
momento de intimidad, que solo vos y yo podemos alcanzar
esa melodía surge al danzar
hablando el silencio pidiendo más y más
esos ojos que me hipnotizan
busco el paraíso de tu sonrisa
Veo hoy, no siempre soy la misma
navegando en vos cruzo cualquier abismo
momento de intimidad, que solo vos y yo podemos alcanzar
donde cielo y tierra se quieren juntar
no existe distancia pidiendo más y más
me descubro en vos
recorriendo cada espacio de tu ser
amo jugar a que soy tu dueña
tan cerquita mío es que hoy te siento
Momento… de tan sublime diferencia
de tan sublima transparencia
momento de tan sublime diferencia
hombre y mujer pura coincidencia

26.10.09






Se juntaron dos almas en una sola...

14.10.09

Quien dijo AMIGOS dijo AMOR, que quede claro...

12.10.09

Y son las cosas del destino, y son las cosas de la suerte

7.10.09

live. laugh. love.

1.10.09

La lluvia era ahora muy fina y la muchacha caminaba por el centro de la acera con al cabeza levantada y unas pocas gotas sobre el rostro. Cuando vió a Montag, sonrió.
- ¡Hola!
Montag dijo hola y añadió: -¿Qué haces hoy?
- Todavía estoy loca. La lluvia sabe bien. Me gusta caminar bajo la lluvia.
- No creo que eso me gustase -dijo Montag.
- Le gustará si lo prueba.
- Nunca lo he hecho.
Clarisse se pasó la lengua por los labios.
- La lluvia tiene buen sabor.
- ¿Pero te pasas la vida probándolo todo una vez? - preguntó Montag.
- A veces dos.
La muchacha miró algo que tenía en la mano.
- ¿Qué tienes ahí? - preguntó Montag.
- Creo que es el último diente de león de este año. No crei que pudiese encontrar uno en el jardín tan tarde. ¿Ha oído eso de pásarselo por debajo de la barbilla? Mire.
La muchacha se tocó la cara con la flor, riéndose.
- ¿Qué es eso?
- Si queda algo en al barbilla significa qeu uno está enamorado. ¿Me queda?
Montag tuvo que mirar.
- ¿Y bien? -dijo la muchacha.
- Estas toda amarilla ahí abajo.
- ¡Magnífico! Vamos a probar con usted ahora.
- No servirá conmigo.
- Veamos. -Antes que Montag pudiera moverse la muchacha le había puesto la flor bajo la barbilla. Montag dió un paso atrás y la muchacha se rió. -¡No se mueva!
Miró bajo la marbilla de Montg y frunció el ceño.
- ¿Y bien? -preguntó Montag.
- Que lástima -dijo Clarisse-. No está enamorado de nadie.
- ¡Sí que lo estoy!
- No se ve nada.
- ¡Estoy enamorado, muy enamorado! -Montag trató de poner una cara que armonizase con las palabras, pero no había cara. -¡Estoy enamorado!
- Oh, por favor, no se ponga así.
- Es esa flor. Primero la usaste contigo. Por eso no me ha hecho nada.
- Claro. Así tiene que ser. Oh, ahora está enojado. Lo siento de veras.
La muchacha tocó el codo de Montag
- No, no -dijo Montag rapidamente, apartándose-. Estoy bien.
- Tengo que irme, así que antes dígame que me perdona. No quiero que se enoje conmigo.
- No estoy enojado. Un poco molesto, sí.
- Tengo que ir a ver a mi psiquiatra. Me obligan a ir. Invento cosas para decirle. No sé qué piensa de mí. Dice que soy realmente una cebolla. Le hago pasar las horsa sacándome capas.
- Sí, pienso qeu necesitas de veras una psiquiatra -dijo Montag.
- No lo dice en serio.
Montag retuvo el aliento un instante, y luego dijo:
- No, no lo digo en serio.
- El psiquiatra quiere saber por qué me gusta andar por los bosques y mirar los pájaros y coleccionar mariposas. Un día le mostraré mi colección.
- Bueno.
- Quieren saber qué hago con mi tiempo. Les digo que a veces me siento y pienso. Pero no les digo qué. Pondrían el grito en las nubes. Y a veces les digo que me gusta echar la cabeza hacia atrás, así, y dejar que la lluvia me entre en la boca. Sabe a vino. ¿Lo probó alguna vez?
- No, yo...
- ¿Me ha perdonado, no es cierto?
- Sí. -Montag reflexionó un momento.- Sí. Te he perdonado. Dios sabe por qué. Eres rara, eres irritante, y se te perdona con facilidad. ¿Dices que tienen diecisiete años?
- Bueno, el mes que viene.
- Qué raro. Qué extraño. Y mi mujer tiene treinta, y a veces tú me pareces mucho mayor. No consigo entenderlo.
- Usted es también bastante raro, señor Montag. A veces hasta olvido qeu es un bombero. Bueno, ¿Puedo enojarlo otra vez?
- Adelante.
- ¿Cómo empezó? ¿Cómo se metió en eso? ¿Cómo eligió su trabajo? Usted no es como los otros. He visto unos pocos. Cuando hablo, usted me mira. Cuando dije algo de la luna, usted miró la luna, anoche. Los otros nunca harían eso. Los otros seguirían su camino y me dejarían hablando. O me amenazarían. Nadie tiene tiempo para nadie. Usted es uno de los pocos que me han hecho caso. Por eso me parece tan raro que sea un bombero. Es algo que de algún modo no parece hecho para usted.
Montag sintió que el suerpo se le dividía en una parte fría y otra caliente, una dura y otra blanda, una temblorosa y otra rime, y que las dos mitades se trituraban entre sí.
- Será mejor que vayas a tu cita -dijo.
Y la muchacha echó a correr, y Montag se quedó allí, de pie bajo la lluvia. Sólo se movió después de un tiempo.
Y entonces, muy lentamente, mientras caminaba, echó la cabeza hacia atrás bajo la lluvia, sólo un instante, y abrió la boca...